Durante el sexo, un cambio de ritmo puede resultar algo realmente excitante. Además, cumple otra función importante: puede hacer que frenéis un poco y evitar que lleguéis al orgasmo demasiado pronto.
¿Cómo introducir los cambios de ritmo?
Cuando estés masturbando a tu chico con la mano, empieza con movimientos lentos, para que disfrute del momento. Después, acelera un poco el ritmo y cuando notes que está llegando a un alto nivel de excitación, baja de nuevo el ritmo, haciendo movimientos largos y lentos.
Si estás practicando a tu pareja sexo oral, empieza lamiendo su glande. Es algo que le pondrá a mil, ya que en esa zona hay gran cantidad de terminaciones nerviosas. Sube la intensidad masturbándole a la vez que lames su glande. No tardarás mucho en darte cuenta de que le encanta. Después, detente y pídele que te lo haga a ti.
Para empezar, puedes sugerirle que toque tu clítoris con el dedo o con la lengua, con movimientos suaves que cada vez vayan más rápido. Cuando estés muy excitada, pídele que vaya más lento.
¿También en la penetración?
Sí, los cambios de ritmo durante la penetración resultan igualmente excitantes. Combinar una más lenta y profunda con una más rápida y superficial es un camino excelente para llegar al clímax (sobretodo, si al final le dejas que te penetre rápido y con fuerza).